O cómo diseñar un plan de acción para no morir en el intento.

Dicen que vida solo hay una y que cada día es una oportunidad para hacer realidad la vida que queremos. Sin embargo, a menudo caemos en maneras de hacer que nos provocan malestar cuando nuestro objetivo es justamente conseguir lo contrario. Es como si quisieses llegar a Francia y te das cuenta de que estás yendo en dirección a la India. ¿Te sucede algo así? ¿Estás pasando por uno de esos momentos?

Tal vez ya hayas intentado varias veces poner solución y hacer cambios en tu vida, quizás como no has logrado los resultados que esperabas estés empezando a dar la batalla por perdida. Por eso me gustaría que supieras que conectando con tus recursos internos y dibujando tú misma tu plan de acción, adaptado perfectamente a ti, es posible que puedas tener la vida que deseas.

Voy a proponerte algo: 

¿Por qué no aprovechas este momento de desmotivación por el que pasas ahora para justamente motivar tu futuro?

Ocurre que, a veces, esos momentos en los que no se tienen ganas de nada pueden ser, paradójicamente, los mejores para pararse a analizar y reflexionar qué nos está pasando; para preguntarnos qué es eso que realmente deseamos, nos llena y queremos conseguir y cuál es el punto de partida en el que estamos ahora respecto a ello.

Te invito a que te quedes un momento en ti y te respondas:

  • ¿Qué quiero conseguir?
  • ¿Qué sueño o proyecto decido hacer realidad?
  • ¿Cuál es mi punto de partida respecto a eso que deseo?
  • ¿Qué necesito? y ¿con qué cuento ya?

Para poder conseguir lo que queremos, lo primero que tenemos que hacer es creer que podemos.

Nikos Kazantzakis, filósofo y escritor griego.

Ir de un sitio a otro te será más fácil si antes de empezar el viaje te paras a pensar en «cómo» vas a hacer la ruta. Por ejemplo, si quisieses ir a Francia ¿planificarías pasar por la India?

Piensa en el «cómo»: ¿Cómo decides que sea tu ruta? 

Ir detrás de un sueño implica ponerle intención, que el sueño se haga realidad depende en gran medida de uno mismo. Pero sucede que no todas las personas se arriesgan a soñar. Soñar implica adquirir el compromiso de lo que significa querer alcanzar ese sueño: hay que tener la intención de querer llegar, y eso significa no esperar a que las cosas pasen sino empezar a dar pasos para que eso suceda. Vuelve a quedarte en ti y pregúntate: ¿Qué grado de compromiso (del 1 al 10) decido adquirir ahora para empezar a hacer realidad mi sueño, mi objetivo?

Quiero decirte que muchas de las personas que consiguieron hacer realidad sus sueños es porque en el momento de dar el primer paso fueron capaces de visualizarse a ellas mismas como si su sueño ya se hubiese realizado y conectarse a la emoción de vivir ya en esa realidad. Esa visualización a futuro fue su motor y la motivación para no desfallecer en el camino.

Para un momento y dedícalo a visualizarte en el futuro que sueñas como si ya fuese una realidad. Visualízate e imagínate en ese momento, ese instante donde has conseguido lo que deseabas. ¿Cómo es tu vida ahora que has cumplido tu sueño?, ¿cómo se siente tu cuerpo?, ¿qué emoción está presente?Conéctate a la emoción e imprégnate de ella.  Ahora, ahí, experimentando tu sueño hecho realidad, párate un momento y piensa en el «cómo»: ¿Qué acciones llevé a cabo para llegar hasta aquí?

Elige cómo quieres que sea la ruta. Hazla a tu medida. Tal vez escojas que la ruta sea por un camino plácido o bien eres de los que deciden escalar montañas, o quizás te atrevas a cruzar un río o subir a un globo…

Te invito a que te ancles a esa emoción y a que diseñes ese plan de acción perfecto para ti que te permita hacer realidad lo que deseas.

A los que se arriesgan, no lo consiguen y a pesar de la frustración vuelven a arriesgar, a esos, entre los que tal vez te encuentres, va dirigido este post. Me gustaría transmitir que vale la pena arriesgar, pero es mucho mejor arriesgar habiendo dibujado bien la ruta que se va a seguir; vale la pena planificar. Porque ese es el quid de la cuestión y en lo que quiero hacerte reflexionar con este artículo: la importancia de pensar ese «cómo lo voy a hacer». 

¿Por qué cuesta tanto planificar? 

Tal vez se nos hace cuesta arriba porque en el imaginario colectivo existen creencias como estas:

  • Si planificamos todo será rutinario, aburrido…
  • Si planificamos nos vamos a perder cosas, hay que decir sí y no a algunas situaciones, vivencias…
  • Si planificamos disfrutaremos menos del camino, habrá menos sorpresas, es algo así como un miedo a no fluir con la vida.
  • Si planificamos todo será más rígido, sin flexibilidad, tendremos que hacer algo aunque en ese momento no nos apetezca.
  • ¿Y si planificamos y volvemos a fracasar en el intento?…

Lo que quiero que sepas es que sea cual sea la resistencia o el motivo que te aleja de hacer tu plan de acción y de planificar tu ruta, si te anclas en esa emoción de cómo será tu vida cuando hayas alcanzado tu sueño, te aseguro que será mucho más fácil que eso que no te deja hacer tu plan de acción pierda valor y fuerza.

Puede suceder que en el momento de visualizarte en eso que deseas, te sorprendas sintiendo una emoción que no esperabas y que te provoca malestar. Si es así, revisa que realmente lo que visualizas de verdad sea lo que quieres para ti o mira si es necesario modificar algo para que te sientas más cómoda en tu ruta.

Recuerda siempre estos 3 tips: 

  • Ese plan de acción debe honrar tus valores. Es la manera de asegurar que disfrutes del camino. Revísalos, si no lo has hecho aún, y piensa qué es importante para ti ahora en esta etapa de tu vida.
  • Ponle fecha a tu sueño, a tu visión. El bocadillo se come a bocados ¿Verdad que no te lo comes de golpe? Fija plazos también para las pequeñas acciones de tu ruta y celebra cada una de ellas cuando la hayas realizado. Es el modo de disfrutar del camino y de motivarte para seguir adelante. 
  • Diseñar tu plan de acción depende de ti. Coge tu libreta o quizás prefieras poner un papel grande en el suelo y pintar o tal vez simplemente ponerte a escribir en tu ordenador… El soporte da igual, lo importante es que diseñes tu plan de acción acorde contigo. Y que no se olvide, disfruta de haber dado el primer paso hacia aquello que deseas, y con la emoción de haberlo logrado.

Te invito a que sueñes y diseñes tu ruta. Si te es difícil hacerlo tu misma, me encantaría ayudarte y que diseñemos juntas tu plan de acción, no estás sóla.  En ocasiones, incluso yo misma he recurrido al apoyo externo cuando me he sentido muy encallada o no encontraba el camino. Cuatro ojos ven más que dos y tener una visión externa facilita el poder observar desde otra perspectiva y ver todas las rutas posibles.

Con motivación, conectando con tus recursos internos y con acciones bien enfocadas, comprobarás que los límites se superan y que alcanzar tu sueño se convierte en algo cada vez más cercano.

Laura Olucha

¿Te ha sido útil este artículo? Espero tus comentarios y tus preguntas. 

Con los artículos y las herramientas de coaching que comparto aquí me gustaría acompañarte y ayudarte a hacer posible tus sueños.

¡Gracias por leerme!

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