Las Navidades, tiempo de felicidad, ¿o no?
Son unas fiestas ansiadas y/o temidas, es así de simple. Nos afectan a todos, nadie se escapa. Y, claro, todos tenemos experiencias diferentes y vivimos estos días de modo distinto. En el caso de algunos: con alegría, con ilusión, con ganas de dar abrazos y abrir regalos; pero en el caso de otros muchos, con estrés y ansiedad anticipatoria, con tristeza, con melancolía, con ganas de que pasen rápido…
A todos esos idiotas que van por ahí con el Felices Navidades en la boca habría que cocerlos en su propio pudding y enterrarlos con una estaca de acebo clavada en el corazón. Eso es lo que habría que hacer.
Ebenezer Scrooge, en «Cuento de Navidad» de Charles Dickens
Para el irritable Sr. Scrooge de «Cuento de Navidad» estos días de felicidad son insufribles. Y es que la Navidad si algo revuelve y pone a flor de piel son nuestras emociones. El libro de Dickens trata de la emoción más intensa: el miedo a sufrir y a ser herido. Cuento de Navidad trata de un ser herido emocionalmente, de alguien que se convierte en un ser avaro y solitario, que ha olvidado reír, jugar… Una persona que ha olvidado y dejado de lado a su niño interior.
La Navidad es un momento fantástico para soltar lastre, permitirnos jugar y explorar la autenticidad en las relaciones.
Crecemos, pasan los años y las Navidades siempre vuelven para poner a prueba nuestra autenticidad. Son días de recuerdos y de reencontrar al niño o niña que fuimos y observar en qué nos hemos convertido y cómo son nuestras relaciones.
Estas fiestas ponen a prueba nuestros bolsillos, nuestros estómagos y, sobre todo, muestro mundo interior. Saber gestionar adecuadamente a nivel emocional la Navidad es el gran reto que todos tenemos estos días. Por eso, es fundamental aprender a ser conscientes de que, nos guste o no, siempre jugamos un papel en el sistema.
¿Cuál será tu rol esta Navidad?
La Navidad para muchos es época de compromisos que hay que atender, todo está muy programado de antemano y hay quienes se sienten engullidos por tanto «espíritu navideño». Aparecen las tensiones y ese conflicto interno entre hacer lo que uno realmente haría u optar por cumplir con las tradiciones y lo que se espera que uno haga.Todo resulta, para todos, en alguna medida un poco peliculero. Y justamente por eso me gustaría proponerte un juego: Explorar personajes en Navidad.
Sabemos que con los turrones y el cava llegan las comidas y cenas familiares y de empresaen las que también sabemos que, nos guste o no, vamos a tener un rol asignado. Pero que la comida vaya bien o vaya mal depende del sistema. Todos los presentes de una manera u otracontribuyen a que sea así.
Por eso, si no te propones hacer algo diferente seguramente acabes haciendo lo mismo de otros años: sentarte en el mismo sitio, tener la misma conversación, contar los mismos chistes, etc.
Tener consciencia de que en esas reuniones y comidas no somos nosotros, que somos nosotros dentro de un sistema (familia, equipo, grupo…), en un lugar en concreto (sentados a la mesa del comedor, en un restaurante…) y en un momento en concreto (Navidad) hace que de por sí se den los ingredientes necesarios para que cada uno repita un rol asociado a lo que el momento y la relación del grupo necesita.
El conflicto aparece cuando uno se cansa de mantener el rol y se plantea actuar de modo diferente. ¿Qué hacer entonces?
- Permitirte hacer lo que te gustaría realmente y pasar del compromiso y reventar la fiesta
- O desarrollar una estrategia que te permita sobrevivir a ese comentario o broma pesada o de mal gusto que sabes que siempre llegará en la sobremesa.
¿Qué te parecería explorar personajes? ¿Juegas a hacer algo diferente?
Antes de ir a esa comida o cena, si pudieses verte de otra forma y situarte en ese momento con antelación, ¿qué habilidad crees que te ayudaría a sobrellevar mejor esa situación y a sentirte mejor? ¿Qué personaje podría acompañarte? ¿Quién sería ese personaje que podría ir a la comida o cena por ti?
¡Exploremos!
- Blancanieves: Dulce y un poco pava
- Kaa: La serpiente escurridiza de «El Libro de la Selva»
- Dory: La desmemoriada pez de «Buscando a Nemo»
- O ¿tal vez El Grinch?: ese ser que aborrece las fiestas y anda de mal humor.
Piénsalo, si el avaro Scrooge de Dickens pudo encontrar su espíritu navideño, seguro que tú también puedes hacerlo. Él necesitó la compañía de unos fantasmas. ¿Qué personaje necesitarás tú?
Mi deseo: Carpe Diem.
Date el permiso de permitirte ver y escuchar a tu niño interior y juega y disfruta con las pequeñas cosas que te traerá este año la Navidad.
¡Feliz Navidad!
Coach, Consultora y Formadora especializada en Relaciones.
Acompaño a personas, parejas y equipos que apuestan por ellos y se comprometen en mejorar su vida.