Se acostumbra a decir que con el año nuevo empieza también una vida nueva. 

A mi me gusta pensar que con el año nuevo lo que tenemos es una nueva oportunidad para llenarnos de propósitos, deseos, buenas intenciones y, sobre todo, de autenticidad en nuestras vidas y en nuestras relaciones.

2020 viene con 366 días, es año bisiesto, y para algunos es un signo de mala suerte. Pero, tal vez por eso, para mi, lo que suponen esos 366 días es un reto: el de revertir la superstición e invocar a la buena estrella que todos tenemos.

Cada vez que empieza un año es como si la vida nos recordase que tenemos una nueva oportunidad para ajustar las lentes y ver realmente de lo que estamos hechos, para ser conscientes y reescribir mejor nuestro objetivo en la vida. En definitiva: para ser más auténticos. 

¿No será que a menudo nos enfocamos en lo que creemos ser y no en lo que somos?, me decía una amiga en estos días… ¡Qué gran pregunta y gran reflexión!

Pues bien, ahora tenemos un año nuevo por delante para observar el camino que hemos andado y el que nos queda por recorrer a partir de ahora, un nuevo año para aprender a enfocarnos mejor en lo que nos hace crecer como personas y para desarrollar una manera más consciente de vivir y de relacionarnos. En definitiva: un año más para enfocarnos en lo que somos, en nuestro yo más auténtico. 

¡Hasta el infinito y más allá!

Hay películas y personajes que a veces se quedan en nuestros corazones y actúan como llave, abriendo o accionando algo en nuestro interior. Es el caso de Buzz Lightyear de la película «Toy Story», un muñeco que cree firmemente que es un superhéroe en una importante misión que cumplir y que sólo él puede llevar a cabo. El drama viene cuando Buzz ve un anuncio de la TV en la que se ve a otro Buzz en manos de un niño y en una juguetería llena de cajas de Buzz Lightyears. 

El muñeco descubre que es simplemente un juguete, no un superhéroe con poderes, y el descubrimiento desemboca en una profunda depresión. Buzz no es capaz de asumir que estaba equivocado, que vivía una vida de fantasía y que no es quien creía ser. Está totalmente destrozado y sin propósito en su vida. 

La magia sucede cuando Buzz empieza a relacionarse con otro muñeco, el vaquero Woody. En sus aventuras juntos, es cuando Buzz empieza a descubrirse y por primera vez conecta con su verdadera esencia, su yo más auténtico: Él es un juguete, eso es lo que es, un muñeco espacial con un traje que lanza luces y tiene alas, un muñeco que muchos niños quieren tener para jugar con él. 

Buzz toma consciencia de su propósito en la vida: está hecho para jugar, no para salvar al mundo. Y es a partir de ahí, de ese momento de descubrimiento, cuando Buzz empezará a vivir relaciones más auténticas con los demás muñecos.

Y tú, ¿te has preguntado alguna vez cuál es tu propósito de vida?

Uno de mis propósitos al escribir este blog es, además de compartir experiencias, historias y recursos, provocar la reflexión en quienes me leen, por eso suelo plantear preguntas en mis artículos. 

¿Aceptarías contestarme una? Cuando dispongas de un ratito a solas contigo, pregúntate: «¿Cuál es MI propósito de vida? ¿Quién SOY realmente y qué impacto DECIDO tener en el mundo?

Por experiencia propia sé que cuando uno descubre, se conecta y realiza acciones alineadas con su verdadero propósito, vivir se torna más sencillo y gratificante.

Laura Olucha

Por eso, y volviendo a la historia de Buzz Lightyear, ¿no te parece que para el muñeco haber descubierto que su propósito y su impacto en el mundo es hacer felices a los niños y jugar con ellos, es realmente lo que le convierte en un superhéroe?

¿Puede haber una misión más noble para un superhéroe que jugar y hacer felices a los niños?  

Jugar es algo esencial para las personas, no solo para los niños. Jugar favorece la conexión con el otro, jugar nos ayuda a descubrirnos y a experimentar emociones, es un canal de comunicación extraordinario. 

Sonreír cada día, disfrutar de los pequeños momentos, permitirte el descanso, regalar y aceptar lo que te regalan, olvidar las prisas y experimentar la paciencia, atreverte y dejar las dudas, desafiar los miedos… ¡Todo eso también es jugar! Y podría seguir con esta lista hasta el infinito y más allá, como diría Buzz Lightyear, el valiente muñeco de «Toy Story».  

Lo que te propongo para 2020:

¿Qué te parece si este año que acaba de empezar te coges de la mano de Buzz y exploras tu autenticidad? 

Te acompañaré, como hizo Woody con Buzz, para que descubras quién eres, te adueñes tu relación contigo y diseñes las acciones que hagan posible la vida que deseas. 

Escríbeme si algo de esto te resuena. ¡Me encantará que lo hagas!. 

Y si quieres o te estás planteando realizar un proceso de coaching conmigo, podemos agendar una llamada gratuita de 30 minutos por Skype. Hablaremos de tu situación actual, de lo que necesitas, te explicaré mi manera de trabajar y si decides empezar, pondremos título a una nueva aventura en la que formaremos equipo. 

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