Si te caes siete veces, levántate ocho.
Proverbio chino
-¡Pero mira, si ya caminas!, te dijeron entonces.
Ojalá pudiésemos tener más consciencia de la emoción, mezcla de ilusión y temor, que sentimos al empezar a dar nuestros primeros pasos. Pero lo que seguro sabemos es que aprendimos a hacerlo y ¡lo conseguimos!
¡Piénsalo! A pesar de todas las veces que seguramente te caíste (yo tengo una marca en la barbilla prueba de ello), decidiste seguir adelante y aprender a caminar, y a correr y saltar. Lo lograste, e incluso quizás ¡aprendiste a bailar y a patinar! Hoy sabes que posees esas habilidades y casi ni les das importancia ¿verdad?
Por eso quiero recordarte que, en realidad, lo más importante es que por muchas caídas que tuvieses, volviste a intentarlo, cada vez con más soltura, hasta que lo conseguiste y confiaste en que podrías hacerlo cada día. ¿O es que todavía se te pasa por la mente pensar que cuando camines, al poner un pie antes del otro, te caerás?
Llevas toda la vida consiguiendo logros. ¿Aún no te has dado cuenta?
Cada vez que logras algo, ganas una nueva habilidad y eso genera confianza en ti.
La confianza en uno mismo se gana cuando conseguimos cosas. Cuando las logramos somos capaces de reconocer en nuestro interior las habilidades y recursos que tenemos.
Cuando aprendías a caminar, cada vez que te caías y te hacías una costra en la rodilla, fracasabas. Pero eso no te hizo desistir, ¿te das cuenta?
El fracaso, tal como yo lo entiendo, invita a probar cosas diferentes, a amplificarnos, a ser humildes para reconocer que no lo sabemos todo y que necesitamos seguir poniendo en juego otros recursos e incluso incorporar nuevas habilidades.
El fracaso nos guía. Entonces, ¿Por qué no cambiamos el tono de esa vocecita y hacemos que nos hable de forma más amigable? Por ejemplo, que nos diga: Así no, mejor prueba algo diferente.
Te reto: prepárate a fracasar y, sobre todo, a confiar.
Resulta que el logro es doblemente excitante si para conseguirlo hemos descubierto nuevos recursos en nosotros e incorporado nuevas habilidades. El fracaso es como un empujoncillo para que sigamos adelante en nuestro descubrimiento, en nuestro desarrollo y, de alguna manera, va emparejado con la autoconfianza.
Tener miedo al fracaso y asignarle el papel de enemigo es negarnos la oportunidad de creer y crear nuestra propia aventura. Y para verlo así solamente hay que cambiar el ángulo desde el que lo miramos y tomar otra perspectiva, entonces el fracaso resulta estimulador y mucho menos limitador, ¿no te parece?
¡Ajusta tu lente!
Mientras desayunas, antes de salir de casa por la mañana, piensa esto:
- No te enfoques en lo que no tienes. ¡Enfócate en los recursos que Sí tienes! ¿Por qué no empiezas a ponerlos a prueba para hacer realidad eso que deseas? ¿Y si lo intentas hoy mismo, a ver qué pasa?
- Y recuerda: la autoconfianza va vinculada al fracaso. Porque en la vida hay momentos en los que vamos a fracasar, y es bueno que lo sepamos. ¡Y todavía mejor, si fracasamos pronto! ¿Aceptas el reto?
Algo personal
Hoy quiero compartir contigo algo de mí. Quiero explicarte cómo y cuándo empecé a relacionarme con el fracaso de otra manera. Desearía que, al leer esto, más allá de conocerme un poquito mejor, vieras más clara la reflexión individual que me gustaría que hicieses sobre tu vida.
En mi caso, cuando decidí apostar por mi proyecto tenía mucho miedo, pero también tenía la certeza de que era la oportunidad más grande que me iba a dar a mi misma para ser feliz. Dejé mi trabajo, renuncié a mi excedencia sin tener derecho a paro y me lancé (eso sí, antes preparé algunas cosillas, pues en el fondo no di el salto inconscientemente, lo admito). Aún así, recuerdo que cada mañana me levantaba con el miedo como compañero y mi sombra.
–¿Qué has hecho?, te has equivocado, la vida que tu quieres no es posible, la has fastidiado bien ¿Cómo vas a llegar a fin de mes ahora?
Mi miedo se transformó en mi saboteador y me golpeaba como un martillo. Recuerdo que durante los primeros días de mi nueva vida esa fue mi auto-tortura.
¿Cuándo cambió?
En mi caso, el cambio surgió cuando decidí recordarme que me merecía la vida que quería para mí. Supe entonces que solo tenía que crearla. Y para eso contaba con los recursos que tenía y con las habilidades que estaba dispuesta a aprender.
Así que decidí que iba a desayunar bien todas las mañanas, escucharía música, decoraría mi despacho (lo haría “mi otra casa”) e iría todos los días, aunque no viniese nadie todavía. Y que, por encima de mi miedo, iba a enfocarme en hacer realidad lo que quería.
Sabía que contaba con un montón de recursos y también estaba dispuesta a incorporar nuevas habilidades. Y creo que ser consciente de eso fue como accionar el resorte del cambio para mí: Había tomado una decisión y me conecté con la emoción de sentir como sería mi vida si lo conseguía y ¡me agarré a ella! ¡Era tan guay! ¡Deseaba mi vida a mi manera!
Conecté con mi confianza, hice una lista de todos los logros que había conseguido en mi vida (todos mis logros, no solo los profesionales, los personales también. Aprender a caminar fue el primero que puse) y tomé consciencia de mis recursos uno a uno. Acepté de antemano que mi decisión me situaba en un camino donde iba a fracasar en algunos momentos (pues sí, yo también fracaso) y me di permiso para creer, eso sí, con todas mis fuerzas, que en paralelo también iría aumentando mi lista de logros.
Anclada en la confianza, decidí ver el fracaso como mi aliado. Decidí que el fracaso iba a ser algo así como mi coach, me acompañaría a descubrir más de mí, retándome a explorar todo el potencial que existía en mi y que sería esa voz la que, desde el respeto, pero también desde la confianza de que tengo todo lo que necesito para conseguir lo que deseo, me impulsaría a hacer y actuar de una manera diferente.
A día de hoy confío en mi, sé que he desarrollado una cantidad de habilidades que todavía hoy me sorprenden. Y eso es lo mejor de todo: que cada vez que me sorprendo se me dibuja una sonrisa en la cara y, entonces, pienso que esa es mi manera de burlarme de la voz saboteadora del fracaso que oí y padecí durante los primeros días de mi nueva vida. Hoy sé que esa sonrisa es un signo de confianza en mi.
Sé que me gusto, me valoro y acepto merecer la vida que tengo, que por cierto ¡no está nada mal!
Aunque el miedo no desapareció del todo, a veces me visita y me hace preguntas (pero ahora me las dice en un tono mucho menos sancionador). Entonces yo le digo: -Tranquilo, relájate. Sabes que mi autoestima ahora es proporcional a la confianza que tengo en mi y esta lo es a las veces que he fracasado.
Fruto de probar, de experimentar, de fracasar, he logrado cosas. Y te confieso un secreto: desde que decidí apostar por mí, no han sido pocas.
Ánclate siempre a tu confianza.
Recuerda que tienes la capacidad de hacer frente a los miedos y creencias limitantes y confía en tus recursos sabiendo que aquello que quieres puede hacerse realidad.
Quiero escribir otro artículo relacionado con este, en él quiero hablarte de la autoestima, de cuánto nos valoramos, de cuánto cedemos en lo que creemos que nos merecemos, y de sinuestra vida es acorde con aquello que realmente creemos que merecemos. De hecho, ya he empezado a escribirlo.
El 26 de abril:
¡Despierta la chispa que hay en ti!
¿Qué logros has conseguido en tu vida? ¿Te apetece conocer cuál es tu lista de recursos y habilidades? Si dudas sobre cuál es tu lista de recursos y habilidades, no sabes ni por donde empezar o no te apetece hacerla sola, y quieres crearla compartiendo una mañana con otras personas que están en una situación parecida a la tuya, quiero proponerte a un taller pensado especialmente para ti.
El 26 de abril, en Sabadell y de 10.00 a 14.00 horas, con Saioa Urquía de ¡Ajá! Moments, hemos preparado una experiencia a la que hemos llamado ¡Despierta la Chispa que hay en ti!
El objetivo de la experiencia: Queremos que te permitas jugar, conectar con esa niña que aún vive en ti y que te lleves un regalo: tu lista en forma de maletín de recursos y habilidades para que los puedas poner en juego en tu vida desde ahora mismo.
Si te apetece, puedes curiosear más sobre esta experiencia en mi perfil de Instagram @lauraoluchacoach.
Coach, Consultora y Formadora especializada en Relaciones.
Acompaño a personas, parejas y equipos que apuestan por ellos y se comprometen en mejorar su vida.