Autodesvalorizarse y tener un elevado nivel de autoexigencia suelen ir de la mano, ¿te has parado a pensarlo? Cuando las cosas no nos salen bien, somos capaces de tratarnos muy mal y nos volvemos muy críticas con nosotras mismas. Experimentamos en ese momento una autoexigencia y un perfeccionismo mal entendidos, y que nacen de ese deseo absurdo de «no querer sentir el fracaso». Por cierto, un fracaso también mal entendido. Y este post precisamente va de eso: del fracaso mal entendido, ese que no nos ayuda.

Tener miedo al fracaso puede llevarnos a conformamos con lo que hay. Por eso, el fracaso hay que entenderlo bien, pues si lo vemos como un enemigo sin darnos cuenta empezaremos a negarnos la oportunidad de creer y crear nuestra propia aventura, nuestra vida.

Mejor me conformo, no quiero seguir cagándola

Temer fracasar nos sitúa en un escenario de precaución y de «no acción» para evitar eso que llamamos «seguir cagándola». Nos olvidamos de enfocarnos en el potencial que tenemos, de seguir adelante confiando en nuestros recursos y habilidades y, sin ser conscientes, llegamos al autosabotaje y seguimos contribuyendo, sin querer, en crear esa vida que no nos permite sentirnos plenas.

Pero, ¿por qué ocurre eso? 

Lo hacemos por mil razones, por ejemplo: por el qué dirán, por si perdemos algo o a alguien, por no estar a la altura de lo que se espera de nosotras… Y pasa porque nos situamos en un contexto de debilidad que nos frena y que es fruto de entender mal el fracaso. Sin darnos cuenta, hubo un momento en nuestra vida en el que nos ubicamos en la autodesconfianza y nos empezamos a poner límites a nosotras mismas. Nos conformamos con lo que teníamos pensando que era mucho mejor que lo que podíamos perder y reforzamos la creencia de «más vale malo conocido que bueno por conocer».

El fracaso mal entendido es un miedo absurdo a fracasar que nos vuelve conformistas. Por eso, en un artículo en el que te decía que en la vida hay que estar preparadas para fracasar, también hacía hincapié en que, sobre todo, para lo que hay que estar preparadas es para confiar, para confiar en nosotras y en nuestro potencial y talentos.

¿Recuerdas el reto de hace unos días? Te propuse hacer este ejercicio: enfocarte en los recursos que tienes, y estar preparada para fracasar. Y te lo repito: como fracasar, fracasarás siempre, por eso es importante que te prepares para confiar.

Si lo piensas detenidamente te darás cuenta de que tu autoconfianza a lo largo de tu vida ha podido ir creciendo gracias a tus fracasos, fueron esos «momentos malos» que lograste superar y que decidiste encarar los que te dieron el empujón que necesitabas para apostar por ti y anclarte a tus recursos y habilidades.

Sin embargo, siempre hay un momento donde te habrás preguntado ¿Por qué no lo hice?, ¿Por qué no estudié X?, ¿Por qué no hice ese viaje?…

Pienso que las personas tendemos a clasificar lo que nos pasa en dos categorías: lo bueno y lo malo. Y que, de igual manera, solemos minimizar el impacto que tienen en nuestra vida las cosas buenas que nos pasan, no dándoles mucha importancia y, sin embargo, acostumbramos a exagerar y ponemos de relieve las cosas malas que nos suceden. ¿Te reconoces?

Ese hábito, más común y dañino de lo que a simple vista nos puede parecer, nos lleva a un precipicio y a caer en la autodesvalorización de nosotras mismas. Por eso, creo que merece la pena que dediquemos un tiempo a pensar y reflexionar cómo es nuestra relación con el fracaso. Pero que pensemos también en esos momentos en los que alguna vez nos hemos dicho dicho: «Y por que no?», esos instantes en los que hemos creido en nuestra magia y decidimos apostar por lo que deseamos. 

Esos momentos en los que seguramente no hayas sido consciente de como tu nivel de autoestima crecía al confiar en tus recursos y permitirte lanzarte a hacer cosas. ¡Claro que sí! Es fantástico poder empezar a decirse más a menudo «¿y por qué no?».

¿Cómo te sentirías si hoy tomas la iniciativa? ¿Qué crees que pasaría?

En tu vida tal vez no ocurran milagros, pero lo que sí ocurren cada día son instantes mágicos. ¿Por qué no corres el riesgo de descubrirlos? Asumir riesgos vale la pena, aunque tal vez te vuelvas a ver las caras con un nuevo fracaso, ¿quién sabe? Aunque… ¿de verdad te importa tanto?

Hay momentos en la vida en los que se experimentan desilusiones, decepciones, tristeza y dolor, el sufrimiento es parte de la vida, no te estoy descubriendo nada que no sepas, ¿verdad? Pero también sucede que después de la tormenta llega la calma. Y me dirás que esto también es obvio, pero precisamente por eso, por ser evidente, apenas le damos la importancia que tiene. 

La felicidad es una conquista. Y las conquistas no pueden hacerse desde el miedo, ni tampoco desde el conformismo.

¡Atrévete a tomar la iniciativa! Atrévete conquistar la vida que deseas.

Sé que sabes que cada día es una oportunidad para hacer realidad la vida que quieres. Al mismo tiempo, a menudo caes en maneras de hacer que te provocan malestar justamente cuando lo que persigues es conseguir lo contrario. ¿Te sucede algo así? Es importante que para salir del conformismo y puedas disfrutar de instantes mágicos te atrevas a tomar alguna vez la iniciativa, y que vayas haciendo esa costumbre cada vez más fuerte y presente en tu vida. ¡No te conformes con lo mismo de siempre! ¿Qué es lo peor que puede pasar si vuelves a verte las caras con el fracaso?

¿Cómo se puede empezar a tomar la iniciativa si la autoconfianza es baja?

Una de las cosas que puede ayudarte es hacer este ejercicio. No pasa nada si hoy no te atreves a hacerlo, pero sí que te animo a que empieces a comprometerte contigo misma desde este momento, a que te trates mejor y a que si un día te atreves, te respondas a estas preguntas.

Es importante que al hacer el ejercicio no pienses en la vida que tienes sino en la que en tu interior sabes que te mereces. Nuestro nivel de autoestima aumenta en la medida que tenemos la vida que sentimos que merecemos. El conformismo no contribuye a ello. Y algo que quiero que sepas: no hace falta que compartas este ejercicio con nadie, solo contigo. Por eso, permítete ser lo más sincera posible contigo misma, si no el ejercicio carecerá de sentido y no valdrá la pena haberlo hecho.

  1. ¿Qué vida te mereces? Quizás es más fácil plantear la pregunta si lo haces utilizando la herramienta de la Rueda de la Vida y miras por ámbitos: amigos, amor, salud, profesión, dinero, ocio, etc.  ¿Cómo es? Redacta sin miedo, nadie lo va a ver, este escrito es para ti y te acerca a ti. 
  2. ¿Qué cosas de las que ahora están en tu vida están elegidas desde el conformismo? Toma consciencia. No pasa nada. Está bien. El primer paso es darte cuenta de ello.
  3. ¡Arriésgate! Piensa en una decisión que quieras tomar hoy para acercarte a eso que te mereces. No tienes que llevar a cabo ahora una acción si no te sientes preparada en este momento. Así mismo, sí que sería interesante que pudieras transformar esa acción, que decidas hacer ahora o no, en pequeñas acciones que harás o podrías hacer a corto, medio y largo plazo.

Te invito a que seas valiente y tomes una decisión que refuerce poco a poco tu compromiso contigo y a que dejes de conformarte con lo que sabes, y eres consciente de ello, que no te hace feliz. 

Hay mujeres que pueden hacer este camino hacia su autoestima ellas solas. Puede ser que tú seas una de ellas, así que te animo a escribirme o a dejar un comentario si quieres ir compartiendo cómo te va y ayudar a otras mujeres con tu testimonio. No estás sola y el viaje compartido a veces resulta más apetecible.

También hay personas que necesitan acompañamiento, para ir avanzando poco a poco y hacer de la autoestima un hábito. Si te reconoces en este grupo y necesitas acompañamiento, ¡búscalo!. A brindar y facilitar ese acompañamiento nos dedicamos los profesionales del coaching individual, entre los que me encuentro. 

¡Te mereces la vida que deseas! Te lo digo de todo corazón. 

Algo personal sobre mis lecturas inspiradoras

Hay lecturas que son inspiradoras, que nos alumbran el camino. Bien, pues para acabar este post quiero compartir una de esas lecturas contigo. Es un fragmento del libro de Paulo Coelho Junto al río piedra me senté y lloré, y habla de los instantes mágicos que la vida nos da cada día. 

Es un fragmento que suelo utilizar mucho en mis procesos de coaching individual, porque trata justamente de eso: de correr riesgos, de prestar atención a nuestro día a día, de creer en nuestro potencial (nuestros talentos) y de utilizarlo. Este texto que te invito a leer habla de no tener miedo a buscar los instantes de felicidad y querer verlos.

El instante mágico

Fragmento de «Junto al río piedra me senté y lloré» de Paulo Coelho

Es necesario correr riesgos, decía. Sólo entendemos del todo el milagro de la vida cuando dejamos que suceda lo inesperado.

Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. Todos los días tratamos de fingir que no percibimos ese momento, que ese momento no existe, que hoy es igual que ayer y ser· igual que mañana. Pero quien presta atención a su día, descubre un instante de silencio después del almuerzo, en las mil y una cosas que nos parecen iguales. Ese momento existe: un momento en el que toda la fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros.

La felicidad es a veces una bendición, pero por lo general es una conquista. El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a tener momentos difíciles, vamos a afrontar muchas desilusiones, pero todo es pasajero, y no deja marcas. Y en el futuro podemos mirar hacia atrás con orgullo y fe.

Pobre del que tiene miedo de correr riesgos. Porque ese quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño. Pero al mirar hacia atrás porque siempre miramos hacia atrás oirá el corazón que le dice:  ¿Qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días? ¿Qué hiciste con los talentos que tu Maestro te confió? Los enterraste en el fondo de una cueva, porque tenías miedo de perderlos. Entonces, esta es tu herencia: la certeza de que has desperdiciado tu vida.

Pobre de quien escucha estas palabras. Porque entonces creerá en milagros, pero los instantes mágicos de su vida ya habrán pasado. 

×
Ir al contenido